Tratar a los animales con crueldad y mantenerlos en malas condiciones puede generar virus que afectan a los humanos, como el COVID-19. Es difícil imaginar un desafío mayor para nuestros sistemas de salud; pero hay una bomba de tiempo en las granjas de producción industrial que podría empeorar la crisis de salud pública: las superbacterias.
Las granjas industriales y el riesgo de pandemia
Se cree que el COVID-19 se originó en mercados donde se comercializa vida silvestre. Este virus ha devastado vidas, economías y sistemas de salud en todo el mundo.
No es el primer virus capaz de causar una pandemia y no será el último. Antes del COVID-19, estuvo la gripe porcina, gripe aviar, virus Nipah, entre otros, provenientes de animales de producción. Hacinar un gran número de animales estresados en condiciones pésimas en granjas industriales es una receta probada para que surjan nuevos virus, lleguen a los humanos y se propaguen.
Abramos un momento las puertas de las granjas de producción industrial. ¿Qué ves?
Fila tras fila de cerdas reproductoras crónicamente hambrientas que miran desde detrás de los barrotes de las jaulas individuales, y con sus hombros con llagas por rozarse contra suelos duros.
Cerdos en una granja industrial.
O en una granja de pollos, hueles el amoníaco de miles de aves genéticamente modificadas, amontonadas unas contra otras, adoloridas, incapaces de moverse, sentadas sobre sus propios desechos, y bajo una luz fuerte y artificial
Si la enfermedad se apodera de alguno, todos los animales podrían enfermarse y todo el grupo podría morir.
La dependencia de los antibióticos fomenta la crueldad de las granjas industriales
Las granjas de producción industrial cada año apuesta al uso de 131.000 toneladas de antibióticos en animales estresados como un remedio para evitar que se enfermen, en lugar de solucionar los problemas que enferman a los animales.
El uso excesivo de antibióticos hace que surjan superbacterias y se transfieran a los humanos, lo que produce que los antibióticos sean menos efectivos para tratar a los humanos y pone en riesgo nuestra salud.
Hombre vestido con traje de protección caminando a través del gallinero abarrotado. Crédito de la imagen: roibu para iStock
Esto, justo en el momento de la pandemia, somete a los sistemas de salud a una presión extrema. Si la pandemia es la inundación repentina que nos ha tomado por sorpresa, la crisis de las superbacterias es la marea que crece lentamente, demasiado predecible.
700.000 personas mueren cada año a causa de las superbacterias. Se espera aproximadamente 10 millones de muertes anuales para 2050.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que podríamos llegar a una etapa en la que seamos resistentes a todos los antibióticos debido a la crisis de las superbacterias, una era posterior a los antibióticos.
Esto significa que las operaciones comunes, como las cesáreas o el tratamiento del cáncer, de repente se vuelven peligrosos, quizás imposibles, porque los antibióticos no protegen contra las infecciones.
Las superbacterias son la super amenaza a nuestra salud
El COVID-19 puede ser un virus que no responde a los antibióticos, pero los antibióticos se utilizan para tratar las infecciones secundarias que puede ocasionar, como las infecciones bacterianas de los pulmones y la sangre.
Sabemos que hasta el 50% de las muertes por COVID-19 en un estudio de Wuhan, China, involucraron infecciones secundarias. En este estudio, hasta el 95% de los casos graves o ingresos hospitalarios recibieron antibióticos, y en otros estudios hasta el 90%.
Pero, ¿cómo se ve comprometida la eficacia de los antibióticos por las superbacterias? Podría haber un peligro adicional significativo producto de las superbacterias durante la presente pandemia, y en el futuro
Terminar las granjas industriales es terminar con la amenaza a la salud pública
El sufrimiento animal está en el corazón del sistema de granjas de producción industrial que genera los mayores dilemas de salud pública del siglo XXI.
Sin embargo, otro futuro es posible.
Si se cría y se consume menos animales y se les da animales de granja espacio para moverse y tratarlos humanamente, se podría minimizar el uso antibióticos y salvaguardar la salud pública.
Nuestro futuro depende de que reconsideremos la forma en cómo tratamos a todos los animales.
Esta no es la primera vez que vemos una pandemia mundial, pero juntos podríamos hacer que esta sea la última.
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Hacinar un gran número de animales estresados en condiciones pésimas en granjas industriales es una receta probada para que surjan nuevos virus, lleguen a los humanos y se propaguen.