¡De dónde venimos y hacia dónde iremos!

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Detrás del cerdo que conocemos hoy hay una larga historia. Conoce cómo llegamos a necesitar de él para subsistir, y por qué debemos hacer más para que viva con bienestar.

Los cerdos que vemos hoy tienen su origen en el jabalí (Sus scrofa) que habitaba Europa y el jabalí asiático (Sus vitatus) que se desarrolló en Asia. El cruce de estas dos especies probablemente dio origen a la especie moderna, que conocemos como el cerdo doméstico (Sus scrofa domesticus) (Viana, 1986).

Los humanos hemos criado a los cerdos desde tiempos remotos. Probablemente fueron los arios quienes durante sus migraciones dieron a conocer este fascinante animal a los europeos. En China se criaban desde hace más de 5.000 años antes de nuestra era.

Los primeros cerdos en llegar a América fueron traídos por Colón en 1493 e introducidos inicialmente en Santo Domingo, y luego en Colombia, Venezuela, Perú y Ecuador. A Brasil llegaron en 1532, traídos por Martim Afonso de Souza.

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Evolucionamos juntos

Varias características de los cerdos contribuyeron a su domesticación y dispersión por el mundo. La primera de ellas es su tipo de alimentación: el hecho de ser omnívoros hizo fácil que convivieran y evolucionaran con los humanos, porque les permitía alimentarse de una extensa variedad de alimentos, tales como tubérculos, raíces, granos, pasto verde y otros animales,  sin importar su ubicación y recursos disponibles.

Su tamaño relativamente pequeño,  carácter manso y fecundidad fueron fundamentales para el éxito de esta convivencia. Además, por su facilidad para adaptarse a ambientes adversos, los cerdos fueron fundamentales en épocas de carencia alimentaria, como las grandes navegaciones o guerras. (Dias et al, 2014)

A partir de estos cerdos que convivían con nuestros antepasados ​​se inició una selección activa para criarlos con características que fueran más deseables para los humanos, principalmente relacionadas con una mayor productividad.

Pero los animales domésticos todavía tienen toda la carga evolutiva de sus antepasados, como por ejemplo el defenderse de los depredadores. Aunque la domesticación ha alterado la anatomía o incluso la fisiología de estos animales, su comportamiento varió en muy pocos aspectos. (Broom & Fraser, 2010)

Por eso, al mirar a un cerdo doméstico con apariencia muy diferente a la del jabalí, nunca imaginaríamos que comparten las mismas necesidades de comportamiento.

Actualmente los sistemas de cría industrial no permiten que los cerdos expresen con libertad su repertorio conductual. ¿Alguna vez te has preguntado por qué los cerdos se crían en jaulas o son sometidos a diferentes mutilaciones?

Con la revolución industrial y la migración de las personas a las ciudades, se redujo el número de familias que podían criar sus propios animales, y la industria se vio presionada a suplir la demanda y de producir más y más. A partir de esta época el mejoramiento genético y la construcción de instalaciones solo buscaron el aumento en la producción: criar más cerdos, más rápido. Desafortunadamente, aquí fue cuando el comportamiento de los animales pasó a un último plano.

En 1964, la periodista inglesa Ruth Harrison cuestionó estos métodos de cría en su libro Animal Machines (Animales máquinas). Este libro generó polémica en la época, y obligó al Parlamento a elaborar un Comité para discutir la importancia del bienestar animal y el respeto al comportamiento animal en la producción. Esto inició el estudio del bienestar de los animales enfocado en el comportamiento.

En Latinoamérica, esta preocupación con los medios de cría comenzó más tarde que en Europa, por lo que la información sobre cómo se crían los animales es todavía escasa.

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Es hora de hacer más

En una encuesta realizada por World Animal Protection, la producción con bienestar animal ocupa el sexto lugar entre los aspectos decisivos para los consumidores a la hora de comprar carne, muy distinto a lo que sucede en Europa. Además, dos de cada tres latinoamericanos desconocen cómo se crían los animales.

Sin embargo, estas mismas personas creen que los sistemas de cría con bienestar de los animales proporcionan productos de mejor calidad y más sostenibles. Esto es de extrema importancia porque la sostenibilidad es un tema importantísimo para el futuro de la humanidad.

Sabemos que la población mundial continuará creciendo y más familias significa la necesidad de más alimento. Pero debemos pensar cómo llegará ese alimento a sus mesas.

Caminamos hacia una mayor conciencia sobre los métodos de crianza, y el mundo exige una producción más ética y centrada en las necesidades de los animales. Por eso, es necesario revisar la sostenibilidad de todo el sistema y evitar pérdidas innecesarias durante los procesos. Se necesita cambiar de mentalidad, y pasar de la producción cada vez más intensiva e indiscriminada, a la producción cada vez más ética. Solo así se logrará suplir la creciente exigencia de los consumidores a futuro, respetando el comportamiento y el bienestar de los animales.