Una historia de dos cerdos: ¿qué vida elegirías?
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Hay contrastes impactantes en la salud y el bienestar de las mamás cerdas embarazadas en granjas con gran bienestar y granjas de bajo bienestar. Con tu ayuda, podemos darles a las cerdas madres una vida mejor.
Una mamá cerda se despierta con hambre y dolor. Ella ha estado acostada en un piso duro de concreto y tiene picazón en la espalda que no tiene forma de poder rascarse.
Ella está en una jaula de metal por lo que no puede darse la vuelta o moverse más de unos pocos centímetros de un lado a otro. A su alrededor, hay un mar de cerdas compañeras confinadas a jaulas diminutas.
Ella lucha por ponerse de pie en el pequeño espacio.
El piso está hecho de rejillas de concreto para que caigan sus heces, lo que mantiene el espacio más limpio pero lo hace incómodo para sus patas.
Esta mamá cerda ha pasado tres meses dentro de esta jaula y ha desarrollado llagas dolorosas a casusa de las barras de metal y en las rejillas duras.
Las jaulas de acero restringen el movimiento de las mamás cerdas
El granero no tiene luz natural y el calor del cuerpo que irradian el resto de los cerdos hace que el aire sea pesado y rancio.
Los ventiladores extractores no son lo suficientemente fuertes como para ventilar la habitación y hay un fuerte olor a amoníaco que dificulta la respiración y le provoca infecciones pulmonares. Ella no ha caminado durante meses y sus músculos se están debilitando y comenzando a gastar.
Ella se alimenta a la misma hora todos los días y se estresa debido al ruido de los alimentadores que ingresan para llenar su comedero.
El sonido de los cerdos chillando con intensa anticipación llena el granero con un ruido agudo. La alimentación que recibe es concentrada y no será suficiente para satisfacer su hambre. Esta pequeña comida es todo en lo que ella puede ocuparse durante todo el día.
Ella tiene un fuerte impulso de escarbar por comida, forraje y raíces, pero sin nada a su alrededor para explorar, comienza a masticar los barrotes de la jaula de metal con frustración. Todo lo que ella puede hacer es acostarse, pararse o masticar las barras de metal.
Una madre cerdo con su boca alrededor de uno de los barrotes de su jaula
Mañana, ella no tendrá más remedio que hacer lo mismo. De hecho, por casi todos los días durante el resto de su vida, ella quedará atrapada en esta jaula.
Un enfoque en el espacio y el enriquecimiento
La realidad de una mamá cerda en una granja es distinta, se despierta en un granero donde está acostada sobre una cama de paja rodeada de cerdas compañeras durmiendo con ella en busca de consuelo. Se levanta y camina por el granero hacia los bebedores de agua.
También hay otros cerdos despiertos, y se frotan el hocico para saludarse el uno al otro. El granero está abierto a los lados, lo que proporciona aire fresco, ventilación y luz solar.
Ella tiene la libertad de elegir a sus compañeros entre el grupo, y donde quiere pasar su tiempo y descanso cómodamente.
Cuando tiene hambre, camina hacia la estación de alimentación. La máquina de alimentación lee la etiqueta electrónica en su oreja, lo que abre una puerta que permite que solo ella ingrese.
La máquina conoce su peso, tamaño y necesidades dietéticas, y deja caer en el comedero una porción de los alimentos que recibe cada día para que pueda regresar más adelante por más.
De vuelta en el granero, le da un buen uso a su nariz y se alimenta a través de la paja espesa. Ella come un poco de paja para llenar los espacios entre las comidas. Los estómagos de los cerdos están bien adaptados a una dieta rica en fibra, por lo que esto es bueno para ella: le llena el estómago y le impide sentir hambre.
Sus amigos también están revoloteando, de vez en cuando arrojando paja al aire.
Ella bebe nuevamente y luego se detiene para rascarse su espalda en los cepillos especiales que se han instalado en el granero. Le gusta rascarse la espalda de esta manera, y puede usar los cepillos cuando quiera.
Luego, va en busca de las mamás cerdas más cercanas, y se acuesta a su lado para descansar mientras el sol le calienta su espalda.
Este cerdo vive en un ambiente enriquecido, donde puede alimentarse y descansar cómodamente
Existe un impactante contraste en la salud y el bienestar de dos mamás cerdas embarazadas en dos granjas diferentes, con diferentes estándares de bienestar.
Se le otorga la libertad de alimentarse, unirse, rascarse y comer a la mamá cerda en un entorno de vivienda grupal saludable.
Tiene amigos con quienes relacionarse y no siente incomodidad durante una etapa crítica de su embarazo.
Por el contrario, la madre embarazada que está enjaulada por el embarazo se despierta hambrienta, con comezón, con dolor y frustrada. Ella ha sido atrapada en una pequeña jaula en la parte superior de un piso de concreto duro, no ha caminado en meses, y probablemente permanecerá enjaulada hasta que sea sacrificada
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El sonido de los cerdos chillando con intensa anticipación llena el granero con un ruido agudo. La alimentación que recibe es consentrada y no será suficiente para satisfacer su hambre.